Corrección en la escalera
Aun la formación del volante o del apresurado panfleto propagandista requiere su tiempo, y el mimeógrafo su espera: cumplir con el reloj sin descuido de la forma. Y la única manera de cuidarla es negándose a corregir en la escalera. Si urge, hay que tomarse el tiempo para corregirlos. ¿Que no pueden esperar (si de veras no pudieran esperar, no hubiesen entregado la plana al corrector)? Hay que revisarlos en lugar de trabajo, con las herramientas disponibles, con el cuidado de las horas, sin el descuido de la premura.Ha de mantenerse en mente, por mero respeto al trabajo editorial, que a la hora de lamentar los errores nadie, excepto el corrector cuidadoso, recordará la urgencia de aquel momento.
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