Una de mis fortunas personales
Me tocó en suerte conocer durante el examen que para corregir galeras, en un lejano Excélsior —recién quebrantado por la salida de Scherer—, me puso Lázaro Montes y Montes, jefe de redacción impar y autor de la columna dominicla “Gramatiquerías” que estos apuntes ya quisieran. En la conversación con él, que lo calificó de inmediato, caímos en el gentilicio correspondiente a los procedentes de Alcalá de Henares. Deriva del entonces Complutum romano, y la Universidad Complutense está en Madrid porque en 1836 se mudó de Alcalá a esa ciudad.Traigo a cuento, en recuerdo de Lázaro Montes, porque ahora sufro cada vez que me topo con el gentilicio que corresponde a quienes proceden de Aguascalientes: ¿aquicalentiense [acui] o aguascalientense?; ¿aquicalentense [acui] o aguascalentense? El Diccionario del español usual en México, de Fernando Lara, consigna el tercero, con cu, y también hidrocálido, forma acaso ortodoxa pero que encuentro rebuscada. Si no lo fuera, ¿por qué entonces villahermosino, en vez de villanohermoso?
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