Alud
deriva del vasco lurte, “corrimiento de tierras”. En su Contribución al Diccionario hispánico etimológico, Vicente García de Diego consigna, asimismo, eslurtar, “correr en forma de alud y con estrépito la tierra de una ladera”; en El euskera en el Alto Aragón, “desprenderse, derrumbar, precipitar […] la tierra o la nieve”. De ahí que sea innecesario en español el uso de avalancha, de avalanche, palabra que, con el mismo sentido, ingresó al idioma francés en 1611.En su Drama universal, Campoamor dice que Honorio:
Ve una vez y otra vez la sepultura,Y Juan Calzadilla, en un verso que no recuerdo, se pregunta si alud no es una palabra demasiado hermosa para nombrar una catástrofe.
y desciende, atraído hacia la tierra,
dejándose caer desde su altura,
como cae el alud desde la sierra.
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