Acícula
A primera vista, no se cree que el agudo pino cuente con hojas. No sólo las tiene, sino que su nombre, apropiado por la ciencia médica, es bellísimo: acículas.Las vi grabadas en uno de los muchos performances de la reciente exposición de Gabriel Orozco en el Palacio de Bellas Artes, en México. El autor dejó una larga mesa, una alargada superficie plana, en un bosque de coníferas. Conforme caían, Orozco las contemplaba, admirado de su correcta, efímera disposición. Cuando decidió —porque hubo una irrepetible decisión—, cuando eligió el momento —porque hubo una elección en un momento paradójica, asombrosamente iluminado—, cubrió ese orden en apariencia aleatorio con una hoja de igual tamaño al de la mesa y, a la manera de los niños que, sin dejar de tener con claridad la figura que ha de surgir rayando una de las caras de la moneda (en México, suele ser la del águila del escudo nacional), Orozco pasó una tiza por encima de la hoja. El resultado (perdón por el atentado de esta palabra) no fue otro que una escritura por completo oriental, zafira, insospechada.
Acícula proviene del latín, y nombra, originariamente —pese a la terminación -ula—, no una pequeña aguja, sino una aguja. Más tarde, ha de ser el “nombre que se le da a las hojas de los pinos y otras coníferas”. Esas hojas, que generalmente en el campo uno ve en conjunto, en un haz, hallan en su agudeza su definición.
Se trata de un extraño diminutivo de acus, aguja para coser, donde la magnitud no corresponde más que a la fineza de la aguja, a cuán afilada o punzante pueda ser. Un diminutivo que engrandece las cualidades del objeto.
No es, creo, una casualidad, que a unos días del regocijo que me causó esa palabra vista en Gabriel Orozco, un vecino, orfebre, preparara ante mis ojos, de una bujía de automóvil, una punta seca —acicular— promisoriamente apta para el grabado.
8 Comments:
Alejandro:
¿Qué tienes tú, que me hipnotizas con tu escritura? Eres irreal. Gracias por este texto.
Ollin
Ollin:
Más bien, gracias a ti por esa hipnosis común. Para las artes más altas de la poesía, Octavio Paz dice:
Alguien escribe en mí, mueve mi mano
Escoge una palabra, se detiene
Duda entre el mar azul y el monte verde
Con un ardor helado contempla lo que escribe.
Señor Olmedo:
La palabra es feísima.
Aunque, Anónimo, útil para clavarla en estas sección de comentarios, ¿no cree usted?
¿Estas sección?
O esta secciones.
mh, no sé si será muy tarde para avisarte, o si ya sabes por otros, más apurados, compañeros, la clase de mañana (sábado) será doble... comienza a las ocho (y aquí me permito reproducir un bostezo monumental: yaaaaaaaaawn). A ver si alguien lleva un cafecito, no?
saludos
E F G: No fue tardío tu aviso, pero yo no lo vi sino hasta el martes. Si cumplieron con la doble jornada, más la clase anterior que también falté, ya puedo darme por hundido, ¿verdad?
¿Me harías favor de decirme qué ejercicios hicieron? ¿Me podrías dar tu correo para salir de aquí?
Gracias, E F G.
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